Mi pequeño tesoro

Una de las primeras veces que mi madre vino a ver a M. a casa, le dormí cantándole, como he hecho muchas noches en los últimos cinco años, Mi pequeño tesoro, de Presuntos Implicados. No me dijo nada, pero en sus ojos vi que se emocionaba al ver a su hijo pequeño acunando a su bebé recién nacido, usando para ello una canción de mi adolescencia.

Ya no se la canto tanto, más que nada porque nuestras rutinas para dormir han evolucionado, pero cuando vuelvo a entonarla –y él, de forma casi automática, se relaja y empieza a dormirse–, siento una profunda nostalgia y una punzada de melancolía, tanto por ver a M. tan crecido, tan lejos de aquel bebito que se dormía en mis brazos, como por mi propio tránsito hacia la madurez.

Hoy hace cinco años que M. asomó al mundo y cambió nuestras vidas para siempre. Y le dio un nuevo sentido a la canción de Presuntos Implicados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.